Hace mucho tiempo, en la prehistoria (hace 15 años bah) las nubes no eran tan conocidas como lo son ahora. OneDrive no existía como tal, se llamaba SkyDrive y todavía estaba en beta. Dropbox recién nacía. Estábamos lejos de sacar una foto y que Google la almacene en su Drive porque, básicamente, 3G no existía masivamente y era algo teórico.
Pero sí teníamos cosas que al día de hoy se siguen usando: torrents, teles, notebooks, y routers. Y en esa época donde eran muy populares los discos de red, también llamados NAS, donde, enchufando un aparato al router en cuestión, podíamos tener almacenamiento compartido en la organización (chiquita) y por qué no, en nuestra casa. Sumado a eso, los NAS suelen tener funciones aparte como por ejemplo, gestión de torrents, estaciones de audio, entre otras cuestiones.
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En mi actualidad, pensando en que en mi casa estoy hiperconectado (dos celulares, tres computadoras y bueno, la gente que viene), sumado a que en Ánima trabajo en cosas importantes de determinados clientes, no puedo ni quiero arriesgarme a tener todo en la nube solamente, y que alguien no deseado lejos de casa pueda tener acceso, por lo que se volvió una necesidad ponerme un servidor en casa.
El aparato
Desde el vamos: conseguir un NAS en Argentina es una misión casi imposible. Es difícil encontrar y si encontrás, los costos son una locura.
Necesitaba algo chico, una especie de starter kit. Entonces me decidí por el modelo DS223j de Synology, una marca que hace estaciones de discos de red. El j menciona una versión reducida, que tiene menos RAM para sus aparatos, pero para arrancar, estaba más que bien.
Synology permite además entrar desde cualquier lugar del mundo a la nube hogareña y ofrece doble factor de autenticación, por lo que la info está bastante segura. Lo compré por Amazon y a la semana ya lo tenía en casa. Un lujo, como siempre.
La configuración
Tuve que comprarle un disco NAS: los comunes funcionan pero no son ideales para el uso intenso que se les suele dar a estos bichos. Uno de 6 TB Western Digital fue mi elección. El DS223j tiene dos bahías y soporta RAID, pero por lo pronto decidí dejarlo como está.
Montarlo fue una estupidez: el gabinete se divide en dos deslizando una de las tapas, así que puse el disco, los tornillitos (que vienen con el NAS) y lo conecté cableado al router: si, estas cosas van por LAN al lado del router, usarlas por WiFi es un despropósito (y este modelo en particular tampoco lo tiene).
Una vez conectado a la red, navegando a un sitio web con la PC detecta automáticamente dónde está el NAS, y podemos proceder con la configuración inicial, que toma sólo un momento.
Las apps
Podemos hacer todo lo que se espera de un NAS con este modelo:
- Hacer un backup automático de nuestra PC o celular (usando Synology Drive).
- Conectarlo como disco de red.
- Bajar torrents y archivos pesados.
- Usarlo como estación de audio.
- Usarlo como hosting web (soporta PHP y Node por ejemplo).
- Correr contenedores.
- Usarlo como estación de video. Acá aclaro que este modelo no es de lo mejorcito en este aspecto. Tiene una app integrada para distribuir medios, pero no soporta varios formatos, y los que soporta, como MKV, no permiten ver los subtítulos incrustados.
- Y muchos otros usos.
Ventajas
- Se amortiza una nube en poco tiempo (aproximadamente año y medio), para el uso personal.
- La información se conserva sólo en medios privados (chau tema legal del governance).
- Apps para todo (fotos, música, Chromecast).
- No hay costos mensuales.
- Configurando Cloud Sync se hace un respaldo automático a una nube de nuestra preferencia.
Desventajas
- No es para todos los usuarios: requiere un mínimo de configuración técnica inicial.
- Si se corta la luz nuestros archivos están inaccesibles.
- Si se rompe un disco, no está en RAID y no tenemos backup, estamos en problemas.
- No se consiguen en Argentina (aunque hay quien se ha armado uno con Raspberry Pi).
Algunas Capturas
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