¡Suscribite al newsletter!
Todos los años en Rosario se repite la “Experiencia Endeavor”, de la cual se suelen desprender eventos adjuntos, donde los emprendedores de la ciudad se encuentran para escuchar de lo último que se acontece en materia de emprendeurismo en el país. Eventos interesantes, con mezcla de gente preparada, con otros que “la pegaron“.
Alrededor de este evento, se acontecieron otros bancados por la comunidad: fueron más de 25, que tuvieron dinámicas variadas, desde pizza y birras hasta salir a correr, todo bajo el enorme paraguas de la “Rosario Techweek”, que fue una idea que agrupó tales eventos.
Tuve el enorme gusto de participar de dos: el de una startup local, invitado por mi amigo personal Ezequiel Mora, y el de Ágiles Rosario, compartido por Maite Motter. Me alegra haber compartido y haber formado parte activa de los eventos, lo que habla muy mal de mí en pasar desapercibido. No saqué muchas fotos, preferí vivir el momento.
Sin embargo, escuché algo muy repetido: “de 200 anotados, fueron menos de 100”, me comentaron de un evento. “De 60 personas solo fueron 15”, me dijeron de otro. Y de un evento donde había más de 300 anotados, las fotos que vi me muestran que había poco más de 50.
¿Estoy diciendo que fueron un fracaso? Pará, antes quiero comentarte algo.
En Ánima, como debés saber, dimos con mis enormes compañeros cursos gratis hace algunos años, de info útil para que te puedas meter en data con la menor fricción posible. Siento que lo logramos, aunque nuestro alcance fue bastante limitado. Nuestro fin era lograr un pequeño extra a fin de mes, cuando justo se había disparado la pandemia. Algo de eso se logró. Actualmente lo hago yo solo, a través de este canal que podés entrar cuando y como quieras: Cursos Ánima – YouTube.
En los eventos de esta semana, varios equipos trabajaron en conjunto para difundir sus propias marcas. Esa era su finalidad: hospitalidad a cambio de atención. Una startup invitó a una charla donde propusieron a desarrolladores usar sus agentes de IA para sus soluciones de datos. Di mis puntos de vista sobre la herramienta a algunos colaboradores de la empresa, y creo que todos se llevaron algo de mi opinión. Opinión que si la tengo que cobrar, es más cara que una birra y tres porciones de pizza. En ese sentido, entiendo que hay un negocio hecho de ambas partes.
Al otro evento que fui, “Agilidad en tiempos de IA: el liderazgo como clave” de Ágiles Rosario, además de un grato momento entre colegas, pude compartir contactos y opinión en un evento armado, precisamente, por un grupo de personas relacionadas al “agilismo”. Buscaban ampliar su comunidad y difundir conocimiento, y espero que sientan que hayan logrado el objetivo. Superaron mis expectativas.
Había un tercer evento al que iba a presentarme (que era pago pero la reserva gratuita). Me anoté, pero justo un amigo que viajó a Japón, que hace meses que no veo, tenía un rato para dedicarme y decidí salir a tomar algo con el. No había pagado nada por el otro, aunque mi intención estaba.
Hay una vieja regla que dice que “si el evento es de reserva gratuita, va a ir la mitad de la gente”. Yo digo que menos.
Volviendo, no creo que los eventos o iniciativas que no colmen las expectativas sean per sé un fracaso: creo honestamente que participar y conectar ya es, por si mismo, un gran premio. Sin embargo, cada acción debe tener una respuesta esperada, y una expectativa aceptable de retorno. No puedo hacer cursos para una persona. No puedo mantener una comunidad con sólo buena voluntad.
Un buen proyecto requiere establecer un retorno esperado.