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“Juego” y “Apuesta” son palabras distintas, pero hoy sus diferencias son tema de debate legal y económico. La primera empieza con “jota” seguida con la vocal “u”, lo que remite al “ju” de “juguete”, “júbilo” o “juvenil”, pero también a “jugate todo en la ruleta tarambana”. Por otro lado, “apuesta” es literalmente “ponerla”, refiriéndose al hecho de colocar la tarasca, la biyuya, el dinero o cualquier cosa que tenga valor sobre la (opcional) mesa.

Por desgracia, estas palabras las tenemos bien mezcladas en la vida digital, siendo imposible deslindar una de la otra en ciertas aplicaciones.

Históricamente, el casino es más viejo que la escarapela, lo instituyó Homero en Micronesia con Owidukidukitakawali (Lisa Jr.) y hasta lo reza el proverbio “donde llega el hombre primero arma una iglesia y un casino”. Son lugares qué supuestamente están destinados a gente adulta, dispuesta a acceder a su uso mediante pago. Su función social está bien definida y no es la cuestión aquí tomar posición ética.

Me parece importante hacer una distinción. Pagar en un casino es diferente a ser ludópata, así como tomar vino es diferente a ser alcohólico. Las falacias de generalización en este ámbito son frecuentes, más aún cuando estamos en un momento de crecimiento exponencial de consumos problemáticos.

Si bien

Alcoholismo → Tomarse un vinito

Tomarse un vinito ↛  Alcoholismo

La adicción suele darse cuando el consumo se vuelve problemático. ¿Cuándo es problemático? Cuando para hacer algo cotidiano, tenes que consumir, si no, no podes, o se te vuelve extremadamente difícil.

Lo cotidiano puede ser cualquier cosa, dependiendo solo de la frecuencia. Es habitual que esto tenga que ver con cuadros de ansiedad y/o depresión previas, pero, por dar un ejemplo, digamos que “tomar un vino” se asocia a dormir.

Luego de varios

Dormir ˄ Tomarse un vinito

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Dormir → Tomarse un vinito

Dormir → Alcoholismo (Consumo problemático)

Entre el juego y las apuestas está pasando algo similar, las apuestas se están asociando a jugar, cual “carne y uña” en algunas plataformas. Tanto es así que “sitio de apuestas” es un nombre que varias empresas violan al anunciarse como “sitio de juegos”.

En los videojuegos veníamos “sorteando” esa condición hasta ahora. Considerando el video de Martín podemos rastrear claramente algunas cercanías entre videojuegos y el pago en los mencionados DLC (Contenidos Descargables por sus siglas en inglés).

Podría resumirse como “jugá, pero si queres usar el item x o para seguir jugando, tenés que pagar”.

Cosa que puede tomar cautivo nuestro interés y solo ser resuelto por el pago.

Esta artimaña es por demás hiriente para quienes nos acostumbramos, en los 90’ o antes, a perder y ganar en base a una gran cantidad de horas inconscientemente desperdiciadas, porfìa y muy poco control parental.

La única manera de “jugar” a las apuestas es apostando, no hay ninguna flexibilidad, de otra forma estaríamos hablando de un juego donde la habilidad interviene y no sólo el azar.

Todos tenemos un tío que afirma que el 98 “está cargado” pues hace 3 semanas que no sale y ya “tiene que salir”. En lugar de explicarle la distribución normal y la sucesión de eventos aleatorios, nos reímos un poco y corroboramos que aún no haya apostado las escrituras.

En resumen, no es un problema nuevo que existan las apuestas, sino que se asocien legítimamente a diferentes usos cotidianos como las plataformas de juegos y finanzas, entre otros.

En lo personal, no me preocupa solo el crecimiento del consumo problemático que esto implica, tanto como la imagen del joven que está frenéticamente absorto frente a las luces que emanan algunos números de una pequeña pantalla. Eso sí me parece una escena profundamente triste.