Estando cerca de las elecciones, creo que conviene hacer un breve repaso de qué pasó en los últimos 40 años de democracia, para estar en un país totalmente fundido y con reservas en negativo. Si analizás bien los hechos, hay paralelismo con la situación actual. Y creo que en nuestro pasado se encuentra la mejor opción para nuestro futuro.

Lejos está esta nota de ser imparcial u objetiva. Claramente 40 años de historia no se pueden reducir así nomás.

1983 – Volvía la democracia

Los militares se la habían quemado toda, sumado a que previo a ellos ya se venía de una crisis con Martínez de Perón, y jugaron a la guerra buscando aprobación de la gente. Spoiler: no salió bien.

Alfonsín tenía la enorme tarea de salir a enderezar un país totalmente roto, tanto en lo social como en lo económico. Hizo lo que pudo pero no lo logró. El país, al finalizar su mandato, tenía índices altísimos de inflación. No había nacido para ese momento pero entiendo que los precios podían cambiar en el mismo día.

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1989 – Vuelve el peronismo con Menem

Ah qué tipazo el Carlo. Capaz algunos se olvidaron (o lo niegan porque “no son los ideales”), pero Carlos Menem salió ganador con el Partido Justicialista, que era nombre del peronismo. Cuando agarró, tuvo que hacerse cargo del problemón enorme que dejó Alfonsín, y para eso, hizo la gran Milei, cuando apenas el jóven de cabello enrulado tenía 19 años y no sabía que iba a andar repitiendo “o sea digamos” en todo horario: privatizó la economía. Vendió teléfono, gas, la aerolínea estatal, luz, energía… Lo que se podía vender se vendía. El estado no podía bancar más déficit, y además, necesitaba cash.

Sin embargo el país seguía mal, así que se chuparon los depósitos en plazo fijo para ofrecerles bonos a los ahorristas, el hermoso plan ojalá se fundan giles Bonex.

Si bien el país tuvo superávit (juntó más de lo que gastó), la inflación se había acelerado, así que vino Dominguito y dijo “un peso un dólar”. Y ahí, pizza y champagne. La clase media viajaba al exterior constantemente, adquiría propiedades y se la fumaba toda. Por ejemplo, un docente en doble turno podía ganar más de 850 dólares de bolsillo, que en esos tiempos valía bastante más que ahora. Ahora tienen que sacar en cuotas un guardapolvo.

Dije clase media, si, que eran algunos afortunados. No había tanto laburo, y había un fuerte descontento social con un 36% de pobreza (para referencia, estamos hoy en 39,2%). Para colmo, el Carlo dejó una deuda de 145.000 millones cuando se fue. Una belleza.

La fiesta había que pagarla. Y con eso se encontraron todos los que vinieron. Y no iba a ser el Carlo, claro que no. “Un peso un dolar”, y se fue mirando con desprecio a la moza.

Ah, mención especial para este tipazo que, para poder ser reelecto, modificó la Constitución en 1994, cambiando los períodos de gobierno 6 a 4 años. Justo a tiempo para la votación del 95.

1999 – Por ahí no Fer!

Por el descontento con el PERONISMO, la gente decidió no votar a Duhalde y darle espacio (de nuevo) a los radicales, con De La Rúa comandando.

El comandante en jefe arrancó con un país con hambre y desocupación, sumado a la pérdida del vicepresidente denunciando corrupción. Fercho descansó decisiones importantes en sus ministros de economía, como el presidente que tenemos ahora. En eso, le pedimos un préstamo al FMI de 40.000 palos, cosa de tener confianza de los mercados en que íbamos a salir adelante.

No, claro que no.

Tan mal estaba la cosa que Cavallo 2, más Cavallo que nunca, promulgó que la gente no iba a poder sacar más de 250 pesos/dólares por semana de sus propias cuentas. Esto, sumado a la crisis social y protestas en todo el país (incentivadas según dan a entender algunos autores por el peronismo), culminó con Fernando haciendo lo que esperamos de Alberto: que se suba al helicóptero y no vuelva más.

En eso se sucedieron varios presidentes en pocas semanas, hasta que agarró Duhalde, peronista, adelantando las elecciones y haciendo lo que, algunos dicen, se tendría que haber hecho mucho antes: terminar la convertibilidad, pesificando ahorros en dólares en los bancos.

Ah, acá no se producía nada, más que bronca.

2003 – Él

Néstor no ganó su elección a presidente, si no que iba a desempate con Menem, y éste dijo “no me merecen” y decidió no presentarse. Una tercera presidencia de Menem hubiera sido un descalabro brutal.

Néstor ya no tenía que hacer más nada. Lavagna, quien fue el ministro de economía de Duhalde en el 2002, se quedó con Néstor para tener continuidad.

Tremendo lo del patagónico: más del 8% de crecimiento del PBI todos los años, prosperidad en todos los sectores económicos, un lujo para el país, en sus mejores épocas. Tan bien nos iba, que Néstor dijo “le pago todo al FMI así no me piden más tarea”. Y lo hizo nomás. Les pagó toda la deuda que quedaba adquirida por el Fercho.

Eso sí, Néstor no era idiota: no gastaba lo que no tenía, y su prioridad era recomponer el país para… bueno, dejárselo a su mujer.

2007 – Ella

Cristina asume en el gobierno por la altísima aprobación de su marido. No una, si no dos veces, siendo al día de hoy la persona con más tiempo en el ejecutivo nacional desde la vuelta de la democracia (8 años de presidente y 4 de vice actualmente).

Ella mantenía una fuerte política de subsidios, aportando fuertemente en los gastos en energía y transporte de cualquier familia (sobre todo en Buenos Aires), hasta llegar a usar dinero del estado para bancar el fútbol de primera división, como si eso fuera un derecho humano.

Le saltaron en la cara un par de casos de corrupción (algunos inventados, otros no). Sumado al fuerte control de precios, déficit fiscal (cuando el estado gasta más de lo que tiene), economía proteccionista, cepo y un par de cositas más, un sector de la clase media quería un cambio. Y esa palabra señores, esa palabra revolucionó todo.

2015 – Eyes of Heaven (and tears of crocodile)

Mauricio arrancó con la caja en negativo. No lo digo yo, lo dice un sitio serio.

El plan de Macri era simple y sin embargo muy plausible a un fracaso: tomó deuda como si no hubiera mañana para equilibrar las cuentas, y de paso, abrió el cepo y cualquier persona podía comprar dólares de forma legal, cuantos quisiera. Esto, mientras era gradual en la baja de los subsidios y el gasto público.

Construyó una bomba financiera hermosa con nombre de rusa francesa (LELIQS), con un retorno elevadísimo, que Argentina pagaba a muy corto plazo. En 2018 tuvimos una hermosa corrida, y Macri decidió, sin muchas vueltas, “volver al fondo”, algo que su ministro de economía, Nicolás Dujovne, había dicho años atrás que no debía hacerse.

Muchos coinciden que Dujovne fue el peor ministro de economía de la historia reciente. No lo habíamos conocido a Pancake.

Como toda bomba, si no la desarmás a tiempo te estalla en la cara. Al ganar el peronismo nuevamente las PASO en 2019, los fondos, que rápidamente llegaron, rápidamente se fueron, generando una corrida contenida a través de un, adivinaste, cepo.

Eyes of Heaven no fue ni ahí el mejor presidente, pero las cuentas, al final de su gobierno, cerraban mejor. Aunque con un hambre brutal en las calles, que fue lo que lo llevó a perder.

2019 – El presidente del que nada se esperaba, nada está haciendo

Que dios y la patria se lo demanden.

Mis impresiones

40 años de nueva democracia. En 28 de ellos, estuvo el peronismo. Durante los gobiernos peronistas, exceptuando a Néstor, el dinero público se gastaba para “mantener a la gente contenta”, sin ser un gasto medido. Una casa con una economía sostenible es aquella que guarda en sus buenos días para pasar los malos. Y acá la quemamos. La quemamos tan mal que seguimos siendo, mayoritariamente, un país agroexportador. Y si al campo le va mal, nos va mal a todos.

Los empresaurios, ya conociendo la cancha, tienen una dinámica de “aumento por las dudas”, teniendo un desfasaje brutal entre el precio de producción y el de caja. Bajando los impuestos tampoco se soluciona la cosa. Se la llevan ellos. Como es obvio.

Entiendo que todo el sistema está enfermo, “atado con alambre”, y que con reglas claras y siendo responsable con el gasto, la cosa puede mejorar. Eso, hasta que nos toque otro loquito que quiera eternizarse en el poder e hipoteque el país.

Agradezco a Manu P. y a Cristian San Emeterio por correcciones muy necesarias en esta nota.


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Categorías: BlogPolítica

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Martín Longo

Director de Ánimadata y Business Intelligence Engineer. Quemadísimo, escribo acá mis opiniones.