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Indispensable es que pongas esta canción antes de siquiera empezar a leer.
Hace unos días salió un videojuego, medio calladito, sin contar con un gran presupuesto de marketing: Clair Obscur – Expedition 33. Si sos gamer no tengo ni que decirte qué es este juego y qué significa, pero para quienes no tienen el hobby, o una PC gamer o PlayStation 5, me permito explicar por qué estamos, después de años (décadas, quizá) frente a una obra que puede cambiar toda su industria.
Dejar los negocios por vocación
Ubisoft es una empresa de videojuegos. Cotiza en la bolsa parisina, y es considerada una “gran empresa” dentro de la industria, como Electronic Arts o Nintendo. Ubisoft no está en buenos años, con un desplome de valor en bolsa de 85% en los últimos 5 años.

Ubisoft es dueña de marcas como Assassin’s Creed, Just Dance y Rayman, enormes dentro del mundo videojueguil. Pero algo no está bien hace tiempo. Las grandes empresas han perdido la pasión por su obra, y están entregando meros “productos”, con planes de marketing tan instaurados como detestables en la industria: pases de temporada, DLCs con partes importantes de la historia del videojuego base (faltantes), luchadores extra, entre otros.
Es decir, uno ya sabe que, si uno compra un videojuego, compra algo incompleto.
12 empleados de Ubisoft se fueron de la empresa, y junto con otros 18 formaron un estudio, Sandfall Interactive. Con total libertad creativa, y un equipo chico y sin trabas burocráticas, sentaron las bases del desarrollo de Clair Obscur. Subcontrataron a 50 personas, pero para tareas de QA, animaciones, y otras tareas más específicas, pero el núcleo era ese equipo de 30 programadores, directores y artistas.
¿El resultado? Este:
¿Qué tiene de especial este juego? Todo:
- El precio estándar de un juego AAA (creado por un gran estudio, contando presupuesto de desarrollo, marketing y ganancias) ronda los 70 dólares. Clair Obscur está 50, incluso menos en Argentina. “Es posible ofrecer calidad a precios menores a la competencia que sólo le interesa el dinero” es el mensaje de Sandfall. Y se escuchó fuerte y claro.
- El juego se identifica fuertemente con Francia. Apenas empezamos, vemos lo que parece la Torre Eiffel partida. El equipo se ha reimaginado el mundo donde vive, sin basarse en Estados Unidos (como la apuesta segura de costumbre) o pura ficción.

- ¿Escuchaste la canción que puse al principio? Andá, escuchala y seguí leyendo. La música del juego tiene ese tenor en cada sección. La melancolía envuelve cada paso.
- Si, tiene DLCs, pero son puramente cosméticos. Podés disfrutar la historia por el precio de una pizza grande en un restaurant, sin mejoras que te hagan pasar más rápido la aventura. La experiencia es una, y listo. Eso si, se vienen DLCs con expansiones, según se comenta. Y menos mal, porque el universo que han creado es abrumador. No hay season pass, no hay un plan para sacarle más dinero al juego más adelante presentado de antemano, ni tampoco la venta de una edición “Deluxe” con “todo el contenido futuro” (que a veces, no pasa).
- Han optado por un género que hace años está en decadencia como lo es el rol por turnos. Si bien hay grandes sagas de nicho, ninguna ha alcanzado la renovación que Clair Obscur propone: si, es por turnos, pero la habilidad y los reflejos cuentan.
- Artísticamente es sublime. Mirá el video que dejé arriba.
- No tiene fallas técnicas notables: el juego salió muy bien pulido para todas las plataformas donde está disponible.
- La historia es muy original, trágica, melancólica, desgarradora y esperanzadora. Es imposible no engancharse con la trama, más en una industria donde se recicla mucho la historia del héroe salvador.
- La comunidad vuelve a ser escuchada. El juego no necesitó un gran presupuesto de marketing: fue casi todo boca en boca. Y vaya que salió bien: vendió más de un millón de copias digitales en solo 3 días. Y al momento de escribir estas líneas, 145.000 personas lo jugaron sólo en las últimas 24 horas.

Cuando las cosas se hacen por amor, se tiene confianza y un equipo capacitado y listo para hacer su trabajo, y se toma al consumidor en serio, se presentan esta clase de obras maestras. Un equipo chico, ágil, rápido para responder, muchas veces, es mejor que una mole que responde a un triste ejecutivo que mira reportes financieros para saber qué quiere la industria.