En sistemas, no hay quien no tenga miedo de las consecuencias de la alta recesión que vive el mundo: estamos en medio de un período difícil en la historia reciente. Guerras, pandemias, y por sobre todas las cosas, muchísimo dinero tirado a la basura en pos de ganancias rápidas en una época de abundancia. En breves líneas, vamos a analizar por qué estamos viviendo este momento, y cómo prepararnos.

Contexto

Hace algunos años abundaban las startups porque el dinero para financiarlas era barato, y de 10 (o 100) que fracasaban, una iba a poder recuperar las pérdidas. Hoy en día, Estados Unidos tiene un problema “enorme” con la inflación, donde hacen lo mismo que hacemos aquí: subir las tasas de interés. Es decir, pedir préstamos es más caro, la inflación tiende a bajar, la importación es más barata y la exportación más cara.

Hemos pasado por una pandemia en la que muchos gobiernos han usado “la maquinita” sin mucho criterio. Es decir, se ha impreso mucho dinero para facilitar ayudas humanitarias, lo que ha generado una incidencia en la inflación. Pareciera que ha pasado el tiempo, pero el COVID sigue teniendo un impacto económico significativo.

Y la frutilla del postre es la adopción de ChatGPT y otras inteligencias artificiales, que rápidamente pueden aportar valor a nuestro trabajo… y suprimir otros. El mundo, como siempre, está cambiando. Pero esta vez, los cambios no son del todo positivos.

Consecuencias

En el medio de este contexto varias empresas, desde que se disparó la pandemia, decidieron echar gente. Demasiada.

Créditos: Layoffs.fyi

De hecho, algunas empresas grandes en el mundo ya han anunciado internamente que suspenderán promociones, contrataciones y viajes para que “los números cierren”. No es nada nuevo y se ha hecho antes de la pandemia, pero ahora las políticas son más estrictas.

El caso más extremo que se me ocurre al escribir estas líneas es Twitter. Mirá todo lo que pasó desde que Elon Musk dijo que tiene que ser rentable:

Y este es sólo un ejemplo. Google, Meta, Amazon, y otras grandes, van por el mismo camino. La empresas tienen que ser rentables, sin importar qué. Hasta sacar los masajes y la comida de las oficinas.

En una apreciación personal, las ofertas salariales han disminuido en sus números y los postulantes se conforman con cada vez menos dinero. Además, las empresas están haciendo fuerza para que los empleados vuelvan a la oficina, por “colaboración”: evidentemente, muchos jefes consideran la presencia y supervisión física como la única forma de controlar el trabajo realizado, en lugar de involucrarse. Además, mantener edificios es caro, claro está.

Cuidados

Primero que nada, hay que cuidar el trabajo que tenemos. Cambiar por una oferta mejor en este momento es un riesgo altísimo en lugar de quedarnos en el sitio donde sabemos que somos valorados y nos pagan en término.

Hay industrias más valiosas que otras: logística por ejemplo está muy bien, mientras que todo lo que es crypto está en un camino de declive (empresas como Lemon y BuenBit tuvieron que echar gente).

Hay sectores en la economía más seguros que otros para desarrollarse (no estamos descubriendo nada nuevo con esto), por lo que si estamos en algún lugar donde creemos y tenemos certezas de que algo puede cambiar para mal, conviene levantar la cabeza hacia sectores más seguros.

Si estás considerando entrar en cualquier cosa donde no estás convencido de cómo el producto aporta valor a la economía (cripto, NFTs, otra cervecería artesanal más), asegúrate de tener un colchón que te permita vivir 6 meses en tus condiciones actuales.

Por último, y como siempre, no dudes en capacitarte y perfeccionarte en tu área. Python, Excel y Power BI si estás en data, por ejemplo. Cuantas más herramientas tengas, más posibilidades laborales tendrás.

Se vienen tiempos difíciles, y lo que mejor podés hacer es prepararte.

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Martín Longo

Director de Ánimadata y Business Intelligence Engineer. Quemadísimo, escribo acá mis opiniones.