Primero que nada, me considero un laburante. Desde mis 15 años intenté ganarme la vida en sistemas, y mi actualidad no es más que más de la mitad de mi vida en una profesión que me dió de comer siempre. No quiero que esta nota se vea como la nota de un hijo de alguien acaudalado que haber viajado al exterior no significa logro alguno, no: venir a Europa de vacaciones me significa un logro en lo personal, además que Madrid y Barcelona son ciudades hermosas.

España me recuerda lo que Argentina puede ser si realmente nos ponemos las pilas: el argentino se queja de la inmigración: imaginate ser la puerta de Europa y recibir latinoamericanos y africanos de manera constante. Encima tienen la carga de tener que sostener una monarquía. ¿Qué excusa tenemos?

En este viaje debo admitir que veo más pobreza que hace 4 años. No recordaba ver gente en la calle durmiendo, o gente pidiendo. Si bien es muy diferente comparar Buenos Aires con Madrid, siento que la crisis es realmente global, y que ningún lugar del mundo está exento.

En Madrid, la gente que trabaja en limpieza urbana no responde a sexos o etnias: es un trabajo normal como cualquier otro. En Buenos Aires o Rosario uno reconoce un determinado tipo de persona que realiza ese trabajo, mientras que aquí, literalmente es un trabajo normal. Me encantaría que así lo fuera en mi país.

Las gaseosas están algo caras, si: compré una botella de gaseosa a 1,8E (es decir, 2000 pesos) y confieso que, si bien es “barato” para las personas acá, me pareció caro. Una botella de dos litros en Argentina está alrededor de 1.000 pesos, o lo que es lo mismo, un dólar. Para mí, que no tengo más adicciones que los videojuegos y bebidas cafeinadas, es un golpe.

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Es interesante el modelo madrileño de transporte: el metro y el bus tienen tarifa fija, mientras que en lo urbano, tenés varias apps para manejarte por la ciudad. Me manejé totalmente en metro/subte, siendo este el medio más económico y rápido para moverte por la ciudad. El metro de Buenos Aires nada tiene que envidiarle, siendo justos.

Es notable la cantidad de inmigrantes centroamericanos. En Madrid son más venezolanos que argentinos quienes atienden en bares. Trabajé en un coworking (Impact Hub) y de las tres personas que atendían, una era de centroamérica. Y España, en su economía, los toma, incluso me animo a decir que no todos tienen papeles al día.

Llegué también justo cuando la Princesa de Asturias prestaba juramento a la Constitución de este país. Noto a España dividido en opiniones: que la monarquía es una institución, que la familia real no son iguales ante la ley que el resto, independentismo… Hay fuegos de independencia dondequiera que salgas. Y escuché “ustedes fueron valientes, hace 200 años”. Le respondí a esa persona que muchos en Argentina aún lo lamentan.

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Martín Longo

Director de Ánimadata y Business Intelligence Engineer. Quemadísimo, escribo acá mis opiniones.