Si sos habitué de lo que hago, te habrás dado cuenta que el sitio volvió atrás a su estado «blogger». Es una nueva etapa, necesaria para que Ánima siga vivo pero no la que yo personalmente hubiera optado si tuviera opción: volver atrás, a un estado donde Ánima era igual a mis propios proyectos.

Como equipo, teníamos un plan. Era un plan consensuado y contaba con el aval de mis socios, aunque había diferencias no muy importantes, o no explicitadas. El plan fracasó estrepitosamente, y si bien recalco desde ya que soy el único responsable por la falla de mi propio proyecto, quiero que esto me sirva de aprendizaje para el futuro. Destaco entonces aquellos puntos que me hubieran venido muy bien saber antes, para que mi plan, aquello por lo que realmente creí que Ánima podía crecer, salga adelante:

  • Primero, siempre, está el producto. Todo lo que pueda poner después de este punto es consideración que fallé en este caso, pero si emprendés, tenés que saber que tu mayor prioridad es cumplir con los tiempos esperados para tu producto.
  • No todas las trabas son evitables. Ejercer un liderazgo participativo implica que cada parte debe necesariamente comprometerse a cada tarea. Si esto no se cumple, este tipo de liderazgo sencillamente no funciona: se pierde tiempo y dinero de todas las partes involucradas. Debí haberme dado cuenta antes de la situación y «desenchufar el aparato» antes que la cuenta de luz siga aumentando.
  • El producto siempre es de uno. No pidas a tus compañeros que se involucren a tu nivel. Probablemente les importe poco, y está ok: nadie va a entender tu producto o tu servicio como lo hacés vos.
  • Descartar rápido las excusas. Si tu instinto dice que algo no funciona, escuchalo. Tuve que estar más atento frente a temas repetidos y descartarlos rápidamente, evitándome a mí y a mis compañeros dolores de cabeza y pérdidas de tiempo.
  • Los amigos generalmente son malos socios. Es por exactamente la misma razón por la que no se deberían hacer negocios con la familia: la cosa se complica cuando se mezclan varios tipos de confianza en el día a día.

Sin embargo, hay algunas cosas que rescato haber hecho bien, y que puliéndolas, pueden ser mis armas para el futuro:

  • Implementé algunas cosas de metodologías ágiles, como un tablero Kanban y la participación de los miembros. Asistencia casi perfecta.
  • Tuve varias uno a uno con miembros de mi equipo, escuchando lo que querían y, para los que eran parte de lo que yo hacía, pude guiarlos en algunas cosas. Me infla el pecho.
  • No tuve conflictos de faltas de respeto dentro de mi equipo. Me enorgullece que siempre haya existido respeto entre todas las partes. Grandes empresas fracasan en este punto.
  • Gestioné una infraestructura barata y funcional. Claramente no tiene la dedicación de alguien a tiempo completo, pero pude gestionar por mi cuenta todas las herramientas para el funcionamiento del sitio (hosting, Outlook, Flows, Forms, WordPress, entre otros).
  • Me llevo muchísima experiencia. Y un buen líder está necesariamente hecho de ellas.
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Martín Longo

Director de Ánimadata y Business Intelligence Engineer. Quemadísimo, escribo acá mis opiniones.