Me resulta fuertemente contradictorio que los militantes peronistas, aquellos que defienden “los derechos conseguidos” consideren que su actual candidato, Sergio Massa, sea alguien que “proteja” esos derechos. Massa es de pensamiento económico ortodoxo y pragmatismo puro. Si no hubiese 600 años de diferencia podría haber sido el príncipe de Machiavelli. Aunque bueno, hay quien votó a Alberto porque prometió asado.

Milei es tan de derecha que incluso un órgano humano es para él negociable, mientras que la otra candidata, más a su derecha tiene el paredón de fusilamiento. No lo dude estimada persona lectora: sus derechos serán pisados, de alguna u otra forma. Hay que determinar cuales.

Con esto (no) se hace política

Se ha instalado que “la necesidad actual es comer”. Y es una afirmación que a los partidos que no son gobierno les viene de mil maravillas: el gobierno actual prometió carne en las mesas argentinas. La carne está 3.000 pesos el kilo: si sos de afuera, el salario de bolsillo ronda los 200.000 pesos para la mayoría de la clase media, por lo que es un número considerable.

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Sumamos también el tema seguridad, que particularmente en Rosario es un escándalo, de quien nadie se quiere hacer cargo (y encima ganó el mismo intendente!). Hay una doctrina que está tomando fuerza, que es la de la mano dura: que el policía que le pegue un tiro por la espalda a un sospechoso sea prácticamente libre de culpa y cargo.”¡Quiero mano dura!” se escucha decir en la ciudad. ¿Podés culpar a esta gente? ¿Podés siquiera decir que están equivocados?

Para los partidos que no son gobierno, hacer política de izquierda y pro derechos individuales y colectivos es de modé. Si, suena anacrónico escribir esto, pero afirmar lo contrario sería faltarle el respeto a usted, estimada persona que me leé. Le comento, los medios (todos y cada uno) han relacionado a varios asuntos sensibles (inclusión, diversidad, identidad, etc.) a la actual situación del país. Y si, esto no es un fenómeno solamente argentino: empresas del exterior, puertas adentro, afirman “todavía seguimos con ese juego de la diversidad?“.

El problema es que en esa bolsa de las cosas que son sensibles para unos pocos, entran también las cosas que son sensibles para muchos, como lo es la flexibilización de las leyes laborales. “Bajemos impuestos y permitamos a los empleadores echar gente más fácil” se escucha decir, argumentando que los empleadores no contratan por ello. Y no, nada más lejos de la realidad.

Me explico, las leyes son usualmente el reflejo de una cultura. Si les bajamos los impuestos a las empresas, nada asegura que lo reinviertan (se intentó), y encima, cuando les das beneficios impositivos, por los cuales los dueños hicieron millones y compraron propiedades en todo el mundo, después se van a Uruguay y se quejan que la legislación no ayuda. Jamás se me ocurriría decir que invertir es fácil. Tampoco se me ocurriría decir que mantener a una familia lo es. Escuchar al empresariado de cómo mejorar al país es como pedirle a un católico que hable de política. Wait.

Elije tu propia aventura

¿Le voy a explicar a un peronista que gobernaron ya 28 de los últimos 40 años y que por eso estamos como estamos? ¿Le voy a explicar a un militante de JxC que Macri tomó como alternativa endeudar al país y que sus biznietos van a pagar esa deuda? ¿Le voy a explicar a alguien que votó a la política tradicional durante las últimas décadas que Milei no tiene estructura política y que no se puede gobernar por decreto?

No. Cada uno tiene sus razones para votar a lo que va a votar. Como ya mencioné en algún post anterior, realmente tengo miedo del resultado. Sin embargo, estoy convencido de algo, y lo digo con una seguridad plena: ninguno de los actuales candidatos será peor presidente que Alberto Fernández. Y eso me da algo de esperanza.