Antes de arrancar: No milito por ningún partido político. Tengo amigos de varios de ellos, cuyos ideales respeto profundamente. Esta es una nota escrita por alguien de sistemas, que no se involucra día a día con las tareas de ningún partido. Ni siquiera milité en la facultad. Sumado a esto, esta nota no representa tampoco a ninguno de mis empleadores. Ahora sí.
Javier Milei muy probablemente será el próximo presidente de la República Argentina. Razones sobran para que la militancia de su partido, La Libertad Avanza, pueda ver a su más fiel dirigente con la banda presidencial. No hay ironía en mis palabras.
Faltan menos de dos semanas para que se definan las listas de precandidatos para las denominadas “PASO”, y hay muy, muy pocas listas ya definidas para lo esperable a estas alturas del año. Solamente unos pocos se animaron a nombrar públicamente con quién irán acompañados.
La imagen de los políticos tradicionales viene cayendo como puestos abiertos para juniors en sistemas, que a efectos prácticos no han solucionado ningún problema real en estos últimos años. Mención honorífica en este sentido para el Gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, y el actual intendente de Rosario, Pablo Javkin, de quienes se esperaba mucho y han estado muy por debajo de las expectativas.
Alberto Fernández, catedrático, denominado como “moderado”, ha demostrado finalmente una pobreza intelectual aberrante y una debilidad política inaudita para alguien en su cargo. Ni siquiera quien lo puso en el poder aduce conocerlo.
La política tradicional, denominada por un sector como “la casta”, no logra convencer ni en política ni en hechos de ser una opción viable para la continuidad de la administración, que logró incluso que, en un país rico en recursos y con preparación universitaria excelente, haya trabajadores registrados pobres, que se sientan inseguros en sus propias casas.
Los outsiders
Hace un tiempo, los periodistas empezaron a jugar fuerte en política. Amalia Granata y Carolina Losada de manera más reciente, son los casos más representativos de personas que abandonaron una profesión muy expuesta a las miserias de la administración pública, y decidieron involucrarse, queriendo ser parte de tal miseria. Y en números han rendido muy bien: Amalia Granata es diputada por la provincia de Santa Fe, mientras que Carolina Losada es una de las candidatas mejor posicionadas para la gobernación de la provincia.
En este panorama, en las redes sociales, un pequeño nicho iba creciendo y ganando adeptos. Un tipo tan preparado como excéntrico ganó seguidores en sectores de adultos jóvenes, principalmente hombres, cuyos estándares de la “meritocracia” y el “capitalismo” cautivaron la moral de personas que buscaban un cambio. Les presento al outsider por antonomasia, Javier Milei.
Este fenómeno ideológico, “las ideas de la libertad”, fue ganando cada vez más espacio. Salió de internet y de los canales de YouTube, y apareció en la televisión. Milei, junto con otro candidato libertario, José Luis Espert, han tenido muchísima presencia en TV. Invitados casi en broma, fue un tema que “inocentemente” fue puesto por los grandes medios en agenda. Y así, medio en broma, lograron tres puestos en la legislación a nivel nacional.
Fue tal el fenómeno, que los partidos tradicionales no se consideran amenaza entre ellos mismos, sino que piensan en Milei (no al libertarismo, sino a Milei) como su mayor preocupación. Hasta la líder ideológica de un gran sector de la población lo subió al “ring”. La broma se había terminado hace rato. Javier ya estaba subido a la pelea, mejor preparado que todos los que lo subestimaron.
Los otros candidatos
Que Milei sea un candidato potable para el país no es un mérito exclusivo de su persona ni por asomo: simplemente no tiene competencia. Javier tiene un altísimo índice de conocimiento, debido a sus múltiples apariciones en los medios masivos, y una muy baja imagen negativa, ya que aún no conoce las exigencias del Poder Ejecutivo. De hecho, la crítica mayoritaria que se le hace es respecto a su posición sobre la compraventa de órganos y que “quiere acostarse con la hermana”. Ambas situaciones son mucho menores a hechos probados de corrupción.
En un paneo de los candidatos actuales, tenemos a:
- Larreta: haciendo una campaña peligrosamente ingenua, yendo incluso en contra de su propio frente. Moderado al extremo, no termina de captar al electorado.
- Bullrich: presidente de su partido, la Pato es vista por un sector de la población como un ser nefasto, y por otro como la mano dura que el país necesita. El problema es que los votantes de Bullrich son los de Milei. Y Juntos por el Cambio perdió mucha imagen positiva después de la presidencia de Mauricio.
- Rossi: ¿Quién?
- Grabois: Peronista confrontativo, sabe que no va a ganar pero quiere empezar a jugar.
- Massa: es la figura más fuerte del peronismo, que aún no decidió su postulación. Ortodoxia pura, Sergio es la alternativa más fuerte que tiene el Frente de Todos, que lo votarían sólo porque dice ser peronista.
- Wado: le falta nivel de conocimiento general.
Individualmente, Milei es la figura más importante de los partidos actuales. Entre frentes, la cuestión es otra. El votante de Bullrich votaría a Milei antes que a Larreta, si lo pensamos de forma ideológica. Es posible entonces pensar que Javier Milei puede llegar a segunda vuelta.
Milei como presidente
Desde el vamos, no va a tener Congreso. Sería un presidente sin quórum propio, quien gobernaría por decreto. Sería totalmente caótico un gobierno de este estilo, aunque probablemente no un caos mayor al actual.
Se habla mucho de dolarizar la economía. Personalmente, me parece una idiotez, es quitarle soberanía económica a un Estado, que tiene la variación de su moneda como arma. Una convertibilidad es una opción intermedia. Hay que devolver la confianza de las inversiones y al ahorrador. Pero depender de las políticas monetarias de otro Estado me parece extremo.
Se vienen unas elecciones interesantes. La mayoría piensa que con Fernández no se puede estar peor. Aunque lo mismo se decía de Macri.