Argentina ganaba 1 a 0 contra Arabia Saudita con gol de Messi, de penal. Un partido que el imaginario colectivo argento consideraba un trámite, y tenía cómo justificarse:
- 36 partidos sin perder
- Equipo de una gran formación, incluyendo a Lautaro Martínez, Leandro Paredes y Ángel Di María
- Jugadores que se desarrollan en las ligas más importantes de Europa, donde varios salieron campeones
- Argentina venía de ganar la Copa América y la Finalissima.
- Los jugadores de Arabia Saudita en su gran mayoría juegan en su propia liga, desconocida para el mundo deportivo
- Plantel argentino con estilo de vida saludable, sin necesidades económicas y con “la vida resuelta”
- Y sobre todo, mucha, mucha cultura futbolera
También, uno podría ver esta imagen y decir “claramente ganó Argentina”:
Y sin embargo, el fútbol a veces no entiende de méritos.
En los datos, y en la vida, van a existir cisnes negros. Es decir, algo que sobresale por lo poco natural. Información que en el caso de tenerla, se pueden definir resultados. El técnico Hervé Renard supo jugar a adelantar la última línea y forzar al offside al equipo argentino, al cual pocas le salieron bien. 10 veces pasó, por lo que claramente no es casualidad, si no todo mérito de un equipo que jugó como tal.
Renard vió ese cisne negro. Fue el mejor técnico del partido, y en el partido de ajedrez, ganó la partida de manera contundente, con un equipo inferior en lo individual, pero muy superior en lo colectivo.
Los cisnes negros pueden, entonces, definir escenarios muy disímiles, desde una conclusión en un tablero de comando, hasta un partido del deporte más lindo del mundo.
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