Vamos a ponerle cara al sujeto del que voy a hablar ahora:

Si, esa es la cara con la cual Marcelo Cavazzoli decide mostrarse en las redes. Un avatar. Ese avatar fue el responsable de escribir una “carta abierta“, que aparece firmada como “Chelo”, acompañada de esa imagen que, me resulta a mí, de una falta de seriedad absoluta.

“Poné la cara hermano” es lo primero que me sale. Y se lo pido desde el lugar donde me entero que echó a 100 personas, donde lo comunicó a través de Zoom, y donde me entero que Lemon estaba contratando gente hasta la semana pasada. Irónico de un muchacho que hace dos días se le estaba publicando una nota en Forbes Argentina. Si, un día antes de que eche al 38% de su staff.

“Hay un contexto internacional del que somos parte y al cual tenemos que adaptarnos”, dice Cavazzoli en su carta abierta. ¿No veía venir el contexto desde que las crypto como tal venían perdiendo adopción desde hace meses? ¿Por qué entonces siguió contratando gente hasta la semana pasada?

Nunca en su carta Cavazzoli se hace cargo de la decisión, aunque menciona que la tomó con tristeza, sino que responsabiliza al contexto. Según el, perder guita con el estallido de FTX (no dice cuanta) está ok, y mientras tanto, decide echar sin muchas vueltas a una parte significativa del staff.

La culpa no es (sólo) del líder

Lo que voy a decir no es ninguna noticia, pero probablemente se pierda el foco: las criptomonedas son un invento reciente y del que aún se debe probar su utilidad. Es una revolución para la cual se necesitan décadas para efectivamente poder reemplazar algo que ya lleva siglos existiendo, si es que lo hace. A nadie se le ocurriría vender un auto poniendo un valor en crypto sin primero comparar su valor contra dinero fiduciario. Es decir, las crypto tienen valor porque existe un medio de intercambio aún mayor, como es el dinero. Hoy es inviable pensar a las criptomonedas como independientes del dinero fiduciario. El que piense lo contrario, simplemente no entiende al mundo.

Si uno decide prestar servicios a una empresa que ofrece servicios sobre algo tan intangible y variable como lo es el mundo crypto, debe abstenerse de pensar en cualquier clase de estabilidad. Saber que de un día para otro el negocio entero se puede caer. Hoy el mundo crypto no es más que un gigantesco exchange de moneda fiduciaria, normal. Es meramente un juego planteado sobre este activo. No más, no menos.

Hay que pensar varias veces antes de meterse en este mundo con tiempo/dinero. Conozco amigos que han perdido un gran capital, quienes se compraron todo el verso de “proof of work”, “proof of stake” y que se jugaron fuerte. Entendieron que estos conceptos hacían “valioso” a un algoritmo y a una base de datos descentralizada.

Hasta Cositorto se armó una crypto.

Las crypto al día de hoy, son una gran apuesta en veremos. Y uno debe apostar lo que está dispuesto a perder.


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Martín Longo

Director de Ánimadata y Business Intelligence Engineer. Quemadísimo, escribo acá mis opiniones.