“Yo voy a barrer a los ñoquis de La Cámpora”, decía Sergio “Pancake” Massa en un acto partidario, hace ya 8 años. Bien sabemos que la política es corta de memoria y de ideales.
Por si vivís en un tupper, Sergio Massa es ahora el candidato “único” del Frente de Todos, ahora llamado Unión Por La Patria, porque el Frente de Todos al final no fue tan de todos, si no que era de los mismos de siempre. Entiendo que cambiarse el nombre frente a un fracaso como es nuestro noveno gobierno elegido democráticamente, es querer no asumir la responsabilidad de sus actos.
“Único” entre comillas porque Juan Grabois será candidato, quiere ver cuánto mide, y a estas alturas del partido, no va a armar su propio frente con juegos de azar y mujerzuelas. No es que tampoco le quite el sueño a nadie del Frente de la Victoria/Frente De Todos/Unión Por La Patria/Parripollo Nacional. Que compita nomás.
Ya lo adelantamos acá hace dos semanas, Massa era el mejor candidato que tenía el peronismo, lo que me hace pensar en las náuseas que van a tener sus votantes Nac & Pop con la ortodoxia económica hecha postre (que queda muy bien con dulce de leche). Lleven un protector gástrico a las urnas.
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La Libertad Avanza… pero no se sabe bien hacia donde
No me quedó claro qué está haciendo Milei hasta acá. Tuvo derrotas fuertes en cada lugar donde compitió, y, en lugar de dar una alternativa en las ciudades más importantes, con un armado político acorde, sólo se dedica a declarar cosas como “la boleta tenía mi cara?”.
Javier se está encontrando conque el voto que va hacia él, es sólamente suyo. No hay identidad partidaria, ni asociaciones con frentes de trayectoria que aporten al armado electoral. Los que usan el nombre de “La Libertad Avanza”, en la actualidad, son gelatinas políticas, con menos convotaria que el canal de ÁnimaData.
Con hechos electorales ya consumados, me empiezo a Massear, digo, a panquequar: ya no creo que Milei pueda ser presidente, y no por su falta de personalidad ni ideales, si no porque aún no conoce las reglas de la democracia. Hay que tener un partido, o en su carencia, muchísima guita.
Larreta o Bullrich: la vara está muy baja
El problema con Horacio es que hizo de su falta de plan de gobierno una estrategia electoral. Quien está más o menos informado, no quisiera votar a un tipo que no explica qué es lo que quiere hacer. O son cuestiones inconfesables, o realmente no tiene ni idea. Es como darle una navaja a un mono, o darle facultades extraordinarias a Domingo Cavallo.
Desgraciadamente, del otro lado tenemos a Patricia Bullrich, presidente del PRO. Tenemos un cepo en pie, que Patricia dice querer eliminar desde el día cero. Quiere, de paso, sacarle al campo parte de las retenciones. También mencionó su deseo realizar una “descontaminación tributaria”. Más a la derecha, querido lector, está el paredón de fusilamiento.
No digo que haya que hacerlo, y de hecho, tantos años y sacrificios para alcanzar la democracia no merecen un voto nulo o rompiendo boletas. Pero con los candidatos de este año, no tengo más que incertidumbre.
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