Sayonara End Roll es el tema de hoy. Ponele ya mismo subtítulos en inglés.
¡Suscribite al newsletter!
“Ay quiero ser la mejor analista de datos”, pero ella agarró un rol que nada que ver, continuista a lo que ya hacía sólo porque le paga más.
“Uy quiero ser la mejor en marketing”, pero ella se dedicó al rubro inmobiliario, que ya ejercía, porque se dio cuenta que era mucho trabajo sentarse a estudiar.
“Voy a trabajar con esta reina influencer que la sigo hace un montón”, pero renunciar tres meses después.
“Quiero tener más tiempo para vivir porque ya lo dejé todo”, pero ella considera renegociar contratos actuales para poder mantener a sus clientes.
“Necesito trabajo ahora mismo liderando equipos para una empresa”, pero él piensa en armar su propio estudio.
Nadie tiene el secreto de la vida ni el camino a seguir para nadie. Sin embargo, a pesar de tener visiones muy amplias del mundo empresarial, me resulta difícil aconsejar a colegas, por este comportamiento tan humano de decir “voy al kiosco a comprar una coca zero”, y terminar yendo a la panadería por media docena de tortafritas.
Ojalá las personas fueran inconformistas y vayan constantemente por más, pero más bien, me encuentro con personas que tienen miedo al cambio, poco decididas. Y está bien, el cambio amenaza a nuestro bienestar, son energías que hay que usar para nuevos proyectos. Es dinero que se perderá. Son problemas en casa. Por eso es que muchas veces, terminamos descartando nuestros deseos o bajándonos a medio camino.
Rechazo a lo desconocido
Tener miedo al cambio es una base fundamental de nuestra supervivencia como especie. No necesariamente cambiar te haga brillante o mejor persona. Sin embargo, ningún hito importante se consiguió quedándose quieto en un sólo lugar.
Dejame contarte algo importante sobre mí: mi sueño es, en algún futuro a mediano o largo plazo, tener mi propia consultora de sistemas, y que mi signifique mi único ingreso. Sin embargo, cada vez que siento que estoy preparado, pasa algo en mi vida profesional que me significa demostrarme, simplemente, que no estoy listo, o no como quisiera estarlo.
“Eh pero nadie está realmente listo”, podrá decirme, y con razón, algún colega. Sin embargo, no me gusta hacer las cosas a medias, y quiero estar idealmente preparado para las situaciones que deseo enfrentar. Soy consciente que es parte de un autoengaño. “Ya lo voy a hacer pero no es el momento” es la excusa que nos repetimos para evitar comenzar con algo.
¿Qué es lo que, entiendo yo, me diferencia a mí de otros que intentan lo mismo que yo? Quiero creer que es porque tengo un plan. Mi trabajo trata de lo que me quiero dedicar a futuro. Mis roles son acordes a mi lugar de carrera. Tengo contactos profesionales, experiencia, y, sobre todo, un conocimiento extensivo de mis muchísimas carencias.
Para tener una empresa se necesitan contactos y potenciales clientes, y se muy bien que en LinkedIn es excesivamente difícil hacer esa clase de relaciones. Si me esforzara sólo en generar contactos y vender, sería un comercial cualquiera, mientras que si me esfuerzo sólo en mi profesion y en entender mi carrera, no sería más que un laburante de 9 a 18.
Mi trabajo y las notas como las que lees ahora, por ejemplo, son parte de una visión coherente con cómo me imagino trabajando en los próximos años, de cual es la forma a la que yo quiero brindarle valor al mundo. Si fuera cambiando sólo a donde estoy cómodo o por más dinero, estaría perdiendo mi foco.
Vos quizás tengas un foco diferente: viajar por el mundo, trabajar remoto, que tus hijos puedan comer rico todos los días. Y la única forma de que las cosas salgan como queremos, es trabajando en ello, a pesar de nuestros propios miedos. Y por qué no, tener un golpe de suerte que nos encuentre preparados.
El mejor trabajador es aquel que tiene un proyecto propio.
Compartiendo la nota, dando like o comentando abajo, nos ayudás un montón. También aportás suscribiéndote a nuestro canal de YouTube. Además, durante 2025 estaremos dando mentorías grupales gratuitas, a las que te podés inscribir en el link debajo