Actualizado 22/5/2023 a las 20:32: correcciones sobre permisos de trabajo en Italia aportadas por un lector.

Hice esta pregunta en mi LinkedIn:

Tuvo (hasta acá) 54 respuestas y más de 10.000 impresiones, lo que lo hace un post viral. Nota al margen: un post de 9 palabras, que demuestra que para ser viral, lo único que hay que hacer es interpelar al usuario.

La pregunta nació por una situación personal: mi hermana, de 14 años, quiere viajar y estudiar en Europa. Lo define como su idea de éxito. Y uno, como hermano (bastante) mayor, entiende que no es éxito per sé, si no un escapismo. Las razones por las que mi hermana quiere viajar al exterior son ajenas al contenido de este post, pero socialmente, no.

¿Por qué Europa? ¿Por qué no Brasilia, Montevideo o Santiago de Chile? ¿Qué seguridad jurídica tiene Europa que Uruguay no tenga? No, hay algo más atrás de todo esto, que no tiene nada que ver con Europa. Es más, hasta los españoles quieren irse de España.

Creo que hay un cúmulo de razones. La primera de ellas, y por lo que noto en mi propio posteo, es lo que se piensa como un deseo personal:

Y creo que es el primer error que cometemos. Pensar que nuestra visión de éxito nace pura y exclusivamente de nosotros, suponiendo que los medios o nuestro círculo no tienen nada que ver. Si crecimos en una familia que constantemente nombra a cierto color político, el éxito será el relacionado al color político. Si nos juntamos con gente liberal, creeremos que el éxito es la desregulación total del mercado y la nula existencia del estado. Si nos juntamos con gente que defiende a un político… bueno, entendés la idea.

En Argentina constantemente en los medios vemos el “éxito” de los argentinos que migraron. Messi como primer ejemplo. Rosarino sin un mango que se va a Barcelona y es multimillonario. Porque los medios para su reconocimiento no estaban acá y que Messi no sería Messi sin Europa. Claro, no ayuda nada el contexto actual argentino: que estamos acabados, que hay corrupción, inseguridad, que no se puede ahorrar. Todas realidades muy propias de argentinos, y que afuera uno cree que no pasan.

Es un sueño colectivo el migrar e irse a Europa. No es nada personal, ni subjetivo. Irse a Europa es más argentino que el dulce de leche y votar caras y no propuestas.

Un golpe de realidad

Para obtener la ciudadanía italiana, lo que es lo más común para los argentinos, se necesitan al menos tres meses viviendo allá. Por constitución italiana, cualquier persona que se encuentre en el territorio puede trabajar, lo que incluso puede ser respaldado por un permiso de residencia. Pero por cuestiones básicas de idioma, además de estabilidad, aquellas personas no ciudadanas trabajan en empleos no calificados, como mozo o delivery. Ni hablar si sos mujer: si el acoso de Argentina te parece atroz, en Italia no la vas a pasar tan bien. Vox populi además, no quieren más argentinos allá.

España es otra opción: el idioma no es problema, y el trámite siempre que se cumplan los requisitos es simple. Dicho esto, España sufre más o menos los mismos problemas que Argentina en términos laborales (obviemos inflación e inseguridad, que no son tan significativas en su inconsciente colectivo): salarios con los que se vive bien, pero no se ahorra.

Sumado a eso, para tener en cuenta, el argentino en España e Italia es tratado como un venezolano acá. ¿Cuántos conocés con trabajos no registrados? ¿Cuánta discriminación hay con ellos?

Los que triunfan allá

Muchos amigos decidieron migrar para allá. Casi todos ellos comparten algo en común: son exitosos en lo que hacen. Profesionales sin ciudadanía sponsoreados por empresas. Personas con ciudadanía con un máster o como ingenieros. Ya son referentes en sus áreas, y los admiro.

No escaparon de un país. Fue una cuestión de gustos y experiencias, que como dijimos antes, no son “tan” personales. Ellos no deberían ser la referencia, sin descalificarlos, de un mero oficinista o trabajador gastronómico. El que tiene éxito allá, podía, fácticamente, triunfar acá primero. Hicieron acá la tarea.

Los que triunfan acá

Argentina es conocidísima por su exportación de talentos. En nuestros contextos poco favorables, es natural que los que llegamos a algún lado (si se puede decir eso) lo hayamos hecho por haber superado nuestras barreras, pero también por haber aprovechado nuestras oportunidades. Universidad pública la primera de ellas. Empresas con marketing cuestionable vendían el éxito a través de un cursito. Y no, viene después de mucho trabajo duro. Y muchas decepciones.

Messi mismo ya era bueno acá por un talento innato, pero se encontró, el sí, con un tope en su crecimiento, tanto literal como metafórico. La mayoría ni lo intenta. Piensa que el éxito viene por estar en Europa.

El éxito no es la realización personal absoluta. Es correspondiente solamente a un área. Y estar en Europa no es per sé la equivalencia a la cúspide de la realización personal, ni mucho menos. Es, colectivamente, una fantasía dañina que implica que no se puede triunfar en el área propia ni siquiera en este continente.

No niego que en Europa hay otra clase de oportunidades, pero estan reservadas a personas talentosas o preparadas. Pensar a Europa (del Oeste, porque del Este hablamos poco) como equivalencia al éxito es un error garrafal. Hay un camino, muy personal, a recorrer primero. Y el camino nos acompaña tanto acá como en cualquier continente.

¡Suscribite al blog!

Categorías: Blog

Avatar photo

Martín Longo

Director de Ánimadata y Business Intelligence Engineer. Quemadísimo, escribo acá mis opiniones.