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Organizo un grupo de fútbol amateur. Lo fundamos con dos amigos, y los tres tenemos la potestad, desde un inicio, de cambiar horarios y lugares para nuestro grupo. Esto está determinado así porque, primero, nosotros éramos los primeros interesados en jugar y tener un lugar para gente mala como nosotros (por eso el grupo se llama “Fulbo Para Gordos”).

Llegamos ser más de 30, por lo que nos vimos obligados a poner algunas reglas para hacerlo más justo para todos:

  • Todos son responsables de anotarse (porque si no, cualquiera puede anotar a cualquiera y se pierden lugares para otros que estaban esperando atentos).
  • Hay que llegar a horario, si no, dos birras (porque hay que respetar el tiempo de todos).
  • Se arranca la lista de jugadores los domingos a las 12:00 (así todos tienen la posibilidad de anotarse).

Todas estas reglas fueron rotas en algún momento.

Alguien anotó a un amigo, dejándole un lugar menos a otro.

Alguien llegó más de 15 minutos tarde sin una causa importante no una, si no dos veces consecutivas, haciendo un partido menos entretenido para los otros 9.

Alguien arrancó la lista 9 minutos antes, cuando el partido se llenó en solamente 24. Anotarte con 37% de tiempo de ventaja no está bien, ¿no?

Si pasa pasa“. Algo así se ha dicho del Presidente por una Ex-Presidente. Y es algo que, culturalmente, intentamos como argentinos.




Acá estamos acostumbrados a probar rebajarle el precio a las cosas. Un auto o una casa no vale lo que dicen que vale, vale otra cosa. Un pantalón puede salir más barato si pedimos que no nos hagan factura. Una declaración jurada podría no incluir datos, a los que consideraríamos “optativos”, como por ejemplo, no declarar dólares en el colchón.

Así somos, porque culturamente y a lo largo de nuestra historia, nos han mentido mil veces.

“Estamos ganando la guerra”.

“Va a haber asado”.

“Va a llegar una lluvia de inversiones”.

“Acabaremos con el narcotráfico”.

“El ajuste es para la casta”.

Creo que por eso somos tan desconfiados de la gente, y de las reglas, entonces, aunque la regla esté escrita y sea simple y comprensible por un nene de primario, uno busca evadirla, casi siempre para nuestro propio beneficio, y casi nunca por el bienestar ajeno.


Creemos que somos piolas por romper las reglas. Esas reglas, en cualquier ámbito, son acuerdos fijados previamente para evitar malos entendidos y en base al respeto y el “buen juego”. Y las reglas se negocian, pero no deberían romperse voluntariamente en pos de una ventaja personal.

Romper una regla, y más cuando la aceptaste de manera voluntaria, es despreciar al otro. En el país de los piolas, sin embargo, está visto como algo “canchero”, “lo que corresponde”, e incluso, “justo”. Seamos parte del cambio. Lleguemos a acuerdos.

Dejo acá una charla de José Nesis, que tuve el agrado de escuchar presencialmente en 2017. La recomiendo hace años.

Desde Ánima queremos ayudar a una fundación sin fines de lucro que promueve el aprendizaje de las personas que menos tienen.

Por eso, toda donación recibida durante 2024 será donada a la Fundación Fonbec, que podés investigar acá.

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Martín Longo

Director de Ánimadata y Business Intelligence Engineer. Quemadísimo, escribo acá mis opiniones.