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Ya llevo 10 años trabajando en sistemas SCADA en Rosario, una Pyme que confió en mí. Desde ahí, que programaba en Visual Basic 6 y ASP.NET, hasta acá con tecnologías de data, pasaron un montón de cosas, que armaron un perfil bien definido.

De esos 10 años, más de la mitad los cumplí en una empresa multinacional. Una empresa en donde tuve sólo un ascenso, estando más que capacitado en mis habilidades técnicas. Las respuestas que obtenía ante esta falta de crecimiento jerárquico eran las obvias en esta clase de corporaciones. Que no estaba listo, que me faltaba, que había gente antes, que me tenía que relacionar más con Nicolás (literalmente ese fue el feedback de un año, que iba a ser medido en base a mi relación laboral con alguien más). Es una gran empresa del rubro, que vive de eso, de generar expectativas pagando salarios bajos, con beneficios varios, para mantener contentos a sus empleados.

Es una táctica válida, una táctica que funciona y mantiene a los empleados motivados y compitiendo… por un tiempo. En un momento notás que no llegás a ahorrar. Notás que otros excompañeros ganan el doble que vos. En otros cuestionás si lo que estás haciendo está bien. Si sos suficiente. Si vas a ser alguien si te vas.

En un momento, una buena amiga me refirió a otra empresa, con un aumento salarial del 60%. Me fui. Y fue a lo largo de varios meses en medio de la pandemia que me di cuenta de algo: rara vez un jefe me dio un consejo sin el sesgo de su posición. Que cada uno tiene su huerta que defender. Que si soy útil, es muy estúpido ascenderme o lograr que tenga exposición o un puesto jerárquico, si no que es mejor que siga compitiendo, que me esfuerce hasta que mi ansiedad me haga daño.

Mi error más grave en mi carrera, y que incluso al día de hoy sigo intentando ponerme al día, fue el de dejar que una empresa guíe mi camino; confiar que a personas a la que les pagaban por ser mis jefes, eran personas honestas y dedicadas con respecto a mi camino de carrera.

Mi camino lo armo yo, y dependo fuertemente de mis mentores para corregirme en algunas cuestiones con las cuales dudo, y en mis amigos, con los cuales puedo analizar opciones y tomar decisiones mejor meditadas.

Como corolario, me entero, gracias a excompañeros, que actualmente hay un ritmo de ascensos muy elevado, debido a la alta rotación de la industria. Entendí entonces que para esa empresa, mi carrera era sólo un negocio. Un negocio del que fui ingenuamente parte demasiado tiempo.

Soy el único responsable de mis éxitos, y el único responsable de mis fracasos.

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Martín Longo

Director de Ánimadata y Business Intelligence Engineer. Quemadísimo, escribo acá mis opiniones.