Hay un lado B de compras que salen bien, que son, obviamente, las que salen mal. Acá dejo las que más me resuenan, aunque puede haber otros que mi memoria descartó.
Controles para juegos varios
De chico habré gastado no sé cuantos cientos de dólares (en realidad, de mis padres) en controles inútiles, que se rompían casi recién salidos de la caja. Las marcas caras usualmente dan productos de buena calidad, y lo barato tiende a romperse fácil. Regla general.
Galaxy Watch 3
La terminación del reloj es excelente. Permite también tomar llamadas y hacer algunas cosas básicas con el reloj sin sacar el teléfono, además del seguimiento GPS cuando salís a correr. Sin embargo, hay algo que no me cerró y sigue sin cerrarme en estos aparatos: es requisito fundamental cargarlo una vez cada día y medio. La autonomía es pésima. Lo uso más como accesorio que por cómo funciona.
Notebooks Banghó
Tuve dos, una que fue mi primer notebook, y otra que fue mi primer computadora de un trabajo. Ambas se rompieron no por su obsolencia, si no por la durabilidad de los componentes, que era bastante mala. No recomiendo la marca, siendo preferible cualquier otra de las grandes (Dell, Lenovo o incluso HP).
Cámara Lumix
Hace algunos años dije “quiero una camarita que saque mejores fotos que un celular” (que rondaban los 12 MP y tenían lentes muy malas en ese entonces), por lo que terminé comprando una Panasonic Lumix de 12 MP, batería recargable y cuyas fotos se guardaban en una tarjeta SD. La cámara no es mala (y mi hermana menor la sigue usando), pero es verdad que andar con celular y cámara no resulta la mejor de las ideas.
TV Samsung
No quiero decir que las teles Samsung sean malas: tiene paneles excelentes y sus pantallas son un diferencial entre su competencia. El problema fue otro: me compré una TV con audio que decía HD, y no Full HD. La diferencia era de resolución, siendo al día de hoy el estándar 1920×1080 (Full HD), mientras que la TV/monitor que había comprado era de 1366×768 (HD ready). Un error que no volví a cometer.